Inventar las cosas del amor

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Anaëlle Lebovits-Quenehen abre este nuevo número de My Way sumergiéndonos en el universo de las nuevas webs in « donde hombres y mujeres intentan encontrarse con el fin de tener descendencia », según un contrato que sugeriría que la relación sexual existe entre un hombre y una mujer.

Ahora, el texto de Claudia Iddan, ilustra también un contrato cerrado : « cada figura es parte de esta nueva configuración familiar a partir de su propio equipaje identificatorio y sintomático ».

¡Y por suerte!

Debido a que es precisamente « lo real imparable de los excesos familiares », como lo precisa Jacqueline Dheret, que crea la lengua del sujeto.

Es especialmente a través del tejido del contrato, que el sujeto niño de estas nuevas familias encontrará sus raíces en el mundo ; como lo hacía saber una niña que cuestionaba con (im)pertinencia el (no)encuentro de sus padres en internet, y por lo tanto, el deseo que ha constituído el terreno de su llegada al mundo : «¿ Cómo se han enamorado a través de la pantalla de un iPhone ?».

Como Stefan Zweig, que sigue de cerca el goce en la lengua, esta niña no ignora « las cosas del amor » – como las llama Epaminondas Theodoridis con Lacan – que el discurso capitalista y las adicciones que le son inherentes intentan cubrir.

Traducción : Norma Lafuente

 

 

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